En lugar de depender de césped y plantas que requieren grandes cantidades de agua para sobrevivir, la xerojardinería se centra en la selección de plantas y materiales que son adaptados a las condiciones climáticas locales y que no necesitan mucha agua para crecer y mantenerse saludables. Esto puede incluir la utilización de plantas nativas, cactus, suculentas y hierbas aromáticas, que son plantas resistentes y que no requieren mucho riego. También se puede utilizar una variedad de técnicas de conservación del agua, como la instalación de sistemas de riego por goteo, la utilización de materiales orgánicos de retención de agua y la colocación estratégica de plantas y árboles para crear sombra y conservar la humedad del suelo.
Además de reducir la cantidad de agua necesaria para mantener un jardín saludable, la xerojardinería también puede ofrecer una serie de beneficios adicionales, como la reducción del uso de pesticidas y fertilizantes, la promoción de la biodiversidad y la creación de un ambiente más resistente y sostenible. En resumen, la xerojardinería es un enfoque de diseño de jardines que se centra en la conservación del agua y la promoción de la sostenibilidad a largo plazo.